Dubito, ergo cogito, ergo sum
Descartes






lunes, 8 de septiembre de 2008

BATALLA DEL MOLINO DEL REY

El 8 de Septiembre de 1847 las tropas mexicanas enfrentaron a los invasores americanos en Chapultepec, en la Batalla del Molino del Rey, combatiendo con heroismo.


Después de las acciones de Padierna y Convento de Churubusco el 19 y 20 de agosto respectivamente, el Ejército norteamericano se encontraba en la población de Tacubaya haciendo sus preparativos para el asalto final a la Ciudad de México.

A consecuencia de un armisticio acordado para definir las condiciones de paz y ante la decisión de reiniciar las hostilidades para capturar la ciudad de México por el poniente, fueron Chapultepec, el Molino del Rey y la Casa Mata, los puntos que adquirieron mayor interés para los estrategas del Ejército Norteamericano.


Al amanecer del 8 de septiembre y en razón de los indicios del enemigo y la observación de sus movimientos, las campanas de la Catedral Metropolitana anunciaron el rompimiento del armisticio y reanudación de las hostilidades.


En los planes del enemigo, el Molino del Rey y la Casa Mata eran puntos estratégicos para tomar la fortaleza de Chapultepec. A lo anterior y por razones de seguridad, existía la creencia de que en la fortaleza del Molino del Rey, se encontraba un valioso arsenal de artillería.





Con toda precaución, pues ya habían sido una y otra vez rechazados los norteamericanos iniciaron las hostilidades por el poniente.
Los defensores, detuvieron los asaltos enemigos y hasta llevaron un exitoso contraataque que resultó fatal a los norteamericanos, quienes entre numerosas bajas, vieron caer lo más selecto de su oficialidad, lo que causó alarma entre sus comandantes.


Los mexicanos decidieron entonces lanzar un ataque de caballería, que no resultó por falta de coordinación. El enemigo se reorganizó con eficiente fuego de artillería y volvió al asalto. Tras gravísimas pérdidas, finalmente los norteamericanos pudieron tomar la posición.



La batalla del Molino del Rey, considerada como una de las más sangrientas de aquella campaña, fue el marco para verdaderos ejemplos de heroísmo de los mexicanos, que sólo fueron superados en combate a campo abierto por la ventaja técnica del armamento que portaba el enemigo. El general oaxaqueño Antonio de León(jefe de la fuerzas nacionales) y los coroneles Miguel Echegaray y Lucas Balderas se cubrieron de gloria militar en sacrificio a la Patria. Éste último fue soldado desde la lucha emancipadora de Hidalgo y combatió a Isidro Barradas en Tampico cuando éste intentó recuperar México como colonia de España.

Para el General en jefe del Ejército Norteamericano, la batalla del Molino del Rey representó una victoria pírrica, ya que ni siquiera pernoctaron en el terreno conquistado, debiendo retirarse nuevamente a sus cuarteles en Tacubaya, donde resintieron la gravedad de sus pérdidas.




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