El silencio alrededor invitaba a no hacer nada, al aburrimiento.
Y en este ambiente apareció el Número

flaco, alto, erguido, bien plantado.
Animoso buscaba compañía sólo para no estar solo.
Nada ni nadie le hacían caso.
El perro, echado a la sombra de la bugambilia, lo vio con un ojo y bostezando ruidosamente, lo despreció.
Al perico le pareció que era muy recto como para hacerle caso.
Algunas

Las hormigas lo recorrieron de arriba a abajo y terminaron abandonándolo, pues era todo igual, por donde lo vieran.
El aire lo tumbó dos veces, pero él no se dió por enterado.
La lluvia apenas si lo pudo mojar; y en el estanque flotó sin más ni más, sólo apenas dejando unas ondas.
Pero nada de esto hizo desistir en su empeño al Número Uno.
"Busca y encontrarás" le había dicho, al partir, la Matemática. "Encontrarás a quien te haga compañía, a tu opuesto y a tu complemento, a aquéllo que sea la totalidad y la nada. Y también, al partir, le había entregado un papelito que debería leer cuando encontrara lo que buscaba. El Número Uno se puso el papelito a modo de visera en su cabeza y por eso lo ves así: 1
Habló con el pasto: eran demasiadas voces cuando le contestó. Con las mariposas también, y ellas lo invitaron a volar, y no pudo. Con las hojas de los árboles intenó hablar también, pero estaban muy altas y no lo escucharon.
Encontró un
que estaba muy ocupado juntando no sé qué, y hasta varios guijarros ¡y nada!
Empezaba a desanimarse cuando se sentó a descansar. Algo llamó su atención a lo lejos y observó detenidamente. ¿Qué era aquéllo? ¡Era un círculo! No, no. Más bien era ¡un óvalo!. Venía girando sobre su circunferencia de tal modo que a veces parecía alto y delgado y a veces chaparro y gordo. ¡Era gracioso en verdad! El Número Uno se paró rápidamente y espero que aquéllo se acercara. Ahí venía, directo a él. Hasta se irguió un poco más para parecer más grande. Y al fin aquéllo llegó ante él.
Se paró a su derecha, a su izquierda. Y al Número Uno esto le pareció maravilloso. Pensó haber encontrado lo que buscaba. Se presentó entonces:─ Soy el Número Uno. Y tú ¿qué eres
─ Yo soy el Cero─ díjole aquél
─ ¿Quieres quedarte conmigo un momento y hacerme compañía?
─ ¡Sí! ¿de qué lado tuyo me pongo?
─ No importa, del que quieras
─ Bueno, pues a tu derecha. ¡Ya! ¿cómo me veo? ¿Cómo nos vemos así? ¿Y si me pongo a tu izquierda? ¿qué tal?
─ Bien, muy bien. Hasta parecemos otros. ¡Busquémonos un nombre!
─ Mmhh... pues, Uno-Cero.
─ No, es demasiado obvio. Inventemos uno. Mira: yo soy flaco y alto; tú eres redondo y más bien chaparrito. ¿Te habías dado cuenta? ¡somos opuestos!
─ Pero la verdad, nos vemos muy bien así, uno al lado del otro. Movámonos al estanque para ver nuestro reflejo. Y así lo hicieron, y esto vieron


Y así nació el DIEZ.
Otros "Dieces": www.itaka-666.blogspot.com, www.alonso6665.blogspot.com
www.tugitana.blogspot.com, www.iltxem.blogspot.com, www.namabaga.blogspot.com
www.deliriosdeorizschna.blogspot.com, www.alecuijedrama.blogspot.com, www.anetauchita.blogspot.com
www.lunamujer.blogspot.com, www.nataliamass.blogspot.com, www.alejopolis.blogspot.com
2 comentarios:
jaja me gusto, me imagine la historia en versión hexadecimal y binaria.
Saludos!!
excelente! cuento muy original.
gracias!
Publicar un comentario