Dubito, ergo cogito, ergo sum
Descartes






miércoles, 31 de diciembre de 2008

LO QUE SE QUEDA EN EL TINTERO

O DICHO DE OTRO MODO, LOS INTENTOS FALLIDOS DE ALGO QUE QUISO SER Y NO FUE

Con este título tan largo he decidido publicar mi último post de este año.
He querido mostrar y mostrarme que no todo lo que se intenta sale bien. La mejor prueba son estas entradas que se iniciaron de algún modo y que por cualquier causa no se pudieron concretar en algo publicable,
Esto no quiere decir que todo lo publicado haya sido bueno o haya valido la pena.
Hay cosas buenas y cosas no tan buenas.
Y hay lo que se quedó ahí, sin completar.
Son las ideas que vienen, y se van antes de dejar su carga completa. Son las palabras propias o de otros, que no encuentran acomodo. Son las imágenes que me gustan y que no encuentro modo de acomodarlas a un texto. Son, en fin, intentos fallidos.
Y esta vez quise exponerme mostrando lo inconcluso, lo mal hecho, lo que no encontró acomodo.
Y lo hago en un afán de limpiar los cajones de este armario que se llama blog y en un afán de empezar el nuevo año con otros conceptos.
Saludos a quien me lea y gracias por estar aquí conmigo. Gracias por dejarme su opinión que en mucho me alegra.
Felicidades y un buen Año 2009

(19550)

POR ESO Y MUCHAS COSAS MÁS... (26 de Diciembre de 2008)

─ ¡Apúrate, que llegaremos tarde...!
Volteó a verla nuevamente con ojos de ansiedad.
Ella, cansada verdaderamente, hacía lo posible por caminar a su ritmo. No podía más. Era demasiado y por más que hacía, no lo alcanzaba.
Él, a grandes pasos, pretendía cubrir el camino en menos tiempo, pero ella lo retrasaba. Y hoy, precisamente hoy, sentía que no llegarían a tiempo.

La presentación de la pastorela era ya en una hora. Y ya debían ellos estar ahí.

José Manuel iba vestido para la presentación: calzones y camisa de manta, un jorongo multicolor, un sombrero de palma y su huacal con muchas cazuelas de utilería para que no le pesara. Él hacía el papel de Bato, aquél al que tienta el diablo con comida y placeres cuando va camino al portal a adorar al niño recién nacido. Le habían dado el papel por su porte, ya que daba muy bien el tipo. También sabían que era muy dedicado y aprendía rápidamente los parlamentos.

Miriam, su esposa, con un embarazo avanzado que por su delgadez apenas se le notaba, haría el papel del ángel, aquél que guía a los pastores. La túnica disimulaba muy bien su preñez, así que no había problema. Ella también iba ya vestida; sólo que las alas y la aureola las llevaba en las manos y se las pondría en el momento. La habían elegido por sus hermosas facciones y su color de piel y su hermosa sonrisa en la que había hecho especial énfasis el director diciéndole que la mostrara en escena.

Al fin llegaron.

Todo estaba listo. Sólo faltaba esperar a que el telón se levantara. Y en esa espera se sentaron uno cerca del otro, nerviosos, ansiosos, felices por lo que estaban haciendo. Todo al fin, estaba listo.

Eso creían todos.

¡OTRA VEZ SE FUE LA LUZ! (11 de Mayo de 2008)

Ya van más de tres veces en esta semana.
Y a distintas horas...
Ya van más de tres veces y a pesar de que lo reportamos, nos dicen que nada saben
¡Qué les pasa!

EL NOMBRE DE UNA CALLE (3 de Marzo de 2008)

1831.
Nace en la ciudad de Querétaro, Querétaro, Manuel Carmona y Valle, quien se distinguirá como médico, escritor y político progresista.
Será director de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de México y presidente de la Academia Nacional de Medicina.
Ha de morir en la ciudad de México, el 23 de octubre de 1902.
Tomado de Efemérides Mexicanas

ABANDONO (26 de Febrero de 2008)

LAS ABANDONADAS
Como me dan pena las abandonadas
Que amaron creyendo también ser amadas
Y van por la vida llorando un cariño
Recordando un hombre y arrastrando un niño!

Como hay quien derribe del árbol la hoja
Y al verla en el suelo ya no la recoja,
Y hay quien a pedradas tira el fruto verde,
Y lo hecha rodando después que la muerde.

Las abandonadas son fruto caído
Del árbol frondoso y alto de la vida,
Son, más que caída, fruta derribada.
Por un beso artero como una pedrada.

Por las calles ruedan estas tristes frutas
Como maceradas manzanas enjutas;
Y en sus pobres cuerpos antaño turgentes
Llevan la indeleble marca de unos dientes.

Tienen dos caminos que escoger: el quicio
De una puerta honrada o el aren del vicio,
Y en medio de tantos, de tantos rigores,
Aún hay quien a hablarles se atreven de amores!

Aquellos magnates que amparar las pueden,
Más las precipitan para que más rueden
Y hasta hay quien se vuelve su postrer verdugo
Queriendo exprimirlas si aún les queda jugo.

Las abandonadas son como el bagazo
Que alambica el beso y exprime el brazo,
Si aún les queda zumo lo chupa el dolor
Son triste bagazo, bagazo de amor!

Cuando los encuentro, me lleno de angustias,
Sus seños marchitos y sus caras mustias;
Y pienso que arrostra su arrepentimiento
Un niño que es hijo del remordimiento...

El remordimiento lo arrastra algún hombre
Oculto, que al niño niega techo y nombre;
Al ver esos niños de blondos cabellos,
Yo quisiera amarles y ser padre de ellos.

Las abandonadas me dan esas penas
Porque casi todas son mujeres buenas;
Son manzanas secas, son fruta caída
Del árbol frondoso y alto de la vida.

No hay quien las ampare, ni hay quien las recoja
Más que el mismo viento que arrastra la hoja...
De sus hondas cuitas, ni el señor se apiada,
Porque de estas cosas... Dios no sabe nada.

Marchan con los ojos fijos en el suelo,
Cansadas en vano de mirar al cielo!
Y así van las pobres llorando un cariño,
Recordando un hombre y arrastrando un niño!
Julio Sexto – Poeta Mexicano.

FLORENCIA 2 (3 de Enero de 2008)















Retrato de Eleonora de Toledo, de Bronzino, en la Galleria degli Uffizi, Florencia.

lunes, 29 de diciembre de 2008

POR QUÉ EL ÁRBOL DE NAVIDAD ESTÁ JUNTO AL NACIMIENTO

Estaba yo sentada a obscuras en la sala de mi casa. Sólo estaban prendidas las luces del árbol y las del Nacimiento a un lado de él. Miraba yo y me imaginaba historias.
Fue entonces que llegó uno de mis sobrinos y me preguntó que qué estaba haciendo.
Yo le contesté que oía las historias que me estaban contando.
Él, intrigado, me pregunto que quiénes. Y yo le repondí que mi imaginación cuando veía el Nacimiento y el árbol de Navidad.
Inmediatamente le pregunté "¿Quiéres oir lo que me cuentan?"
"¡Sí!" él respondió y llamó a sus dos primos.
Así es que reunidos Pedro, Laura y Antonio, sentados en el suelo les platiqué la siguiente historia:

Ya había nacido el Niño Jesús en un portal. Y ya los ángeles habían anunciado a los pastores en el campo la Buena Nueva. También lo anunciaron a todos los seres vivos: animales y plantas.
El conejo emprendió el camino y se encontró con una ardilla
─ ¿ A dónde vas?, preguntó la ardilla
─ A ver al Niño Jesús que ha nacido en un portal, contestó el conejo
─ ¿Y por eso vas tan de prisa?
─ Sí. ¿Me quieres acompañar?
─ ¡Claro! Yo voy contigo. Oye, pero... ¿no le llevarás nada de regalo? Yo estoy pensando en llevarle.... una de mis nueces. De las que tengo guardadas en mi madriguera. Voy rápido por ella
─ Yo también le llevaré algo. ¡Ya sé! Tengo una gran zanahoria, ésa se la regalaré
Y ambos fueron por sus presentes. Se encontraron en el cruce del camino e iban caminando apresuradamente rumbo al portal. En el camino se encontraron con una serpiente de cascabel que les preguntó
─ ¿A dónde van tan de prisa?
─ A Ver al Niño Jesús que acaba de nacer en un portal. Y le vamos a ofrecer estos presentes: yo llevo una zanahoria para que su mamá la cocine y le dé una probaditas. Y la ardilla le lleva nueces, varias, para que las muelan y tenga algo más de comer.
─ ¡Yo voy con ustedes! Pero ¿qué le puedo llevar? No tengo manos para cargar, ni lomo en que puedan echar ustedes algo para que lo lleve.
─ Pero tienes una cola con cascabeles, le dijo la ardilla.
─ ¡Sí! ¡es cierto! con ella lo puedo entretener cuando llore.
Y ahí fueron los tres animales en el camino, apurados para ser de los primeros en llegar. Se toparon entonces con un pájaro, que llevaba unas plumas en su pico pues estaba construyendo su nido.
─ ¿A dónde van?
─ A ver al Niño Jesús que acaba de nacer en un Portal. Le llevamos varios presentes: yo llevo una zanahoria para que su mamá la cocine, la ardilla lleva unas nueces para que las muelan y la víbora lleva sus cascabeles para entretenerlo ¿nos acompañas?
─ ¡Sí!, respondió el pájaro. Y yo le llevaré una plumas para que, juntadas todas, tenga una almohada donde recostarse.
Y fue así que los animales iban caminando rumbo al Pesebre: el conejo con su zanahoria, la ardilla con varias nueces, la víbora cuidando mucho su cola para que sonaran bien los cascabeles y el pájaro acumulaba plumas en su pico para la almohada.
Antes un poquito antes de llegar al portal se sentaron a descansar bajo un pino, que estaba justamente en una de las entradas del lugar. Pero no sólo se sentaron a descansar, sino también empezaron a acicalarse, no fuera a ser que el Niño Jesús los viese así tan descompuestos por el viaje. Y platicaban entre ellos cómo entregarían los presentes, en qué órden, con qué palabras, y también se preguntaban si la mamá del Niño les dejaría acercarse al recién nacido.
Todo esto oyó el pino y les preguntó:
─ ¿Qué tanto hablan?
─ Pues que vamos a ver al Niño Jesús y le llevamos nuestros presentes ¿te gustaría entrar con nosotros?
─ Sí, claro que sí, contestó el pino.
─ Bueno, ándale, que ya vamos a pasar...
─ Sí. Espérenme un momento. Ahorita voy.
Y el árbol empezó a moverse: hacia adelante, hacia atrás, hacia un lado, hacia otro. No podía avanzar. Sus raíces lo ataban al suelo. Sus nuevos compañeros lo animaban. Él volvió a moverse intentando desprenderse del suelo. Sus raíces no se lo permitían. Hizo un intento más. ¡Nada! Todo era inútil. No podría avanzar.
Triste, muy triste, le dijo a sus nuevos compañeros que no los podría acompañar.
Y empezó a llorar. Empezó a derramar lágrimas, pequeñas, muy pequeñas.
Y entonces vino un viento helado que congeló las lágrimas que quedaron colgadas de las ramas del pino.
Viendo esto, las estrellas bajaron y se posaron en varias ramas e iluminaron el árbol.
De esta manera quedó el pino, a un lado del Portal, iluminando la entrada del Recién Nacido.
"¡Qué bonito!" me dijo Laura. "¿Y por eso siempre hay que poner el árbolito de Navidad con muchas luces que parezcan estrellitas, con esferitas que cuelguen para que brillen con la luz, y a un lado del Portal donde nace el Niño Jesús para iluminar a todos los que se quieran acercar a ver el Nacimiento?"
"Pues sí," yo le contesté.
Y después nos pusimos a cantar: "...pero mira cómo beben los peces en el río, pero mira cómo beben por ver a Dios Nacido..."

viernes, 26 de diciembre de 2008

SOLO

SOLEDADES
Ellos tienen razón
esa felicidad
al menos con mayúscula
no existe

ah pero si existiera con minúscula
sería semejante a nuestra breve
presoledad

después de la alegría viene la soledad
después de la plenitud viene la soledad
después del amor viene la soledad

ya sé que es una pobre deformación
pero cierto es que en ese durable minuto
uno se siente
solo en el mundo
sin asideros
sin pretextos
sin abrazos
sin rencores
sin las cosas que unen o separan

y en esa sola manera de estar solo
ni siquiera uno se apiada de uno mismo
los datos objetivos son como sigue

Hay diez centímetros de silencio
entre sus manos y mis manos
una frontera de palabras no dichas
entre tus labios y mis labios
y algo que brilla así de triste
entre tus ojos y mis ojos

claro que la soledad no viene sola

Si se mira por sobre el hombro mustio
de nuestras soledades
se verá un largo y compacto imposible
un sencillo respeto por terceros o cuartos
ese percance de ser buenagente

Después de la alegría
después de la plenitud
después del amor
viene la soledad

conforme
pero
qué vendrá después
de la soledad

a veces no me siento
tan solo
si imagino
mejor dicho si sé
que más allá de mi soledad
y de la tuya
otra vez estás vos
aunque sea preguntándote a solas
qué vendrá después

de la soledad.

Mario Benedetti
Otros escriben sobre el mismo tema:

jueves, 18 de diciembre de 2008

TAZA

Hoy quiero hacer una invitación: quiero invitar a los del grupo HablandoAndo a tomar una taza de café.
El pretexto: cualquiera
El lugar: donde quieran
El día y la hora: la que indiquen
La única cosa que aportaré, aparte de la invitación, será el recipiente donde tomen su café. O dicho de otro modo, la taza.
Espero que les guste.

Para Efra







Para Jenny




Para Alonso
Para Marisol






Para Itaka
Y esta es para mi

jueves, 4 de diciembre de 2008

TIEMPO

En nuestro mundo conocido pensamos que hay tres dimensiones.
Error.
Hay cuatro. Y sobre la cuarta dimensión transitamos diario, en todo momento, sin darnos cuenta, sin siquiera percatarnos de ello. Esa cuarta dimensión es el tiempo. Y sólo recorremos esa dimensión en un solo sentido: hacia adelante. No podemos hacerlo hacia atrás. Parece que estuviéramos condenados a ir en un solo sentido en esa dimensión. Aunque existe la posibilidad de transitarla hacia atrás, no tenemos los elementos para hacerlo, al menos por ahora.
Qué tristeza.
Pero, mientras, como humanos, inventamos muchos dichos o refranes para referirnos a eso que llamamos tiempo. Esos dichos lo único que hacen es remarcanos nuestro paso por éste, sin remedio. Tal parece que los utilizáramos como un medio para entender lo que no necesita de "entendederas".
Por eso hoy he querido anotar aquí una lista de esos dichos o refranes. No todos llevan la palabra tiempo. Pero todos lo llevan implícito:



Dar tiempo al tiempo
Al que madruga, Dios le ayuda.
Al que se levanta tarde, ni oye misa ni come carne
El tiempo es oro
Nadie se muere la víspera; sólo los guajolotes
La juventud es una enfermedad que se quita con el tiempo
Viejos los cerros, ...y reverdecen
Más vale cinco minutos tarde que un minuto de silencio
El tiempo es el mejor remedio
Hay un tiempo para nacer y un tiempo para morir





Y los que aquí enlisto ¿qué habrán hecho con el tiempo?:

lunes, 1 de diciembre de 2008

SABIAS PALABRAS

AQUÍ SE HABLA DEL TIEMPO PERDIDO QUE COMO DICE EL DICHO, LOS SANTOS LO LLORAN

Sabia virtud de conocer el tiempo;
a tiempo amar y desatarse a tiempo;
como dice el refrán: dar tiempo al tiempo...
que de amor y dolor alivia el tiempo.

Aquel amor a quien amé a destiempo
martirizóme tanto y tanto tiempo
que no sentí jamás correr el tiempo,
tan acremente como en ese tiempo.

Amar queriendo como en otro tiempo
-ignoraba yo aún que el tiempo es oro-
cuánto tiempo perdí -ay- cuánto tiempo.

Y hoy que de amores ya no tengo tiempo,
amor de aquellos tiempos, cómo añoro
la dicha inicua de perder el tiempo...
Renato Leduc
De "Breve glosa al Libro de buen amor"
1939