Dubito, ergo cogito, ergo sum
Descartes






miércoles, 3 de junio de 2009

1.SÓLO LOS LOCOS PUEDEN CRITICAR

¿De qué manera podía Miguel de Cervantes (1547-1616) criticar la monarquía, a los encargados de la justicia, a los gobernantes de ese siglo llamado de Oro, a los curas y a la decadente Iglesia, si no era con su pluma en ristre a través de su creación literaria, la más importante de la historia de la literatura española, logrando, al mismo tiempo, convivir con la censura y la represión de la Santa Inquisición que era la que se encargaba de perseguir a los infieles y quemarlos si era necesario?
Cervantes decidió que fuese un loco como Don Quijote de la Mancha, un caballero de 50 años enloquecido por leer novelas de caballería, quien un día saliera de aventura para decir por el camino todo lo que se le ocurriera sin que nadie lo pudiera condenar nunca a la hoguera.
Nunca un `caballero andante había sido puesto ante la justicia por más homicidios que hubiese cometido´; por eso, caminaba erguido a pesar de ser golpeado de repente. Un día lo mandaron buscar y, andante como era, los retó de esta manera: "Vengan acá, ladrones en cuadrilla, que no cuadrilleros, salteadores de caminos con licencia de la Santa Hermandad, díganme ¿quién fue el ignorante que firmó mandamiento de prisión contra un tal caballero que soy yo?", y les dijo lo terribles que eran los caballeros como él, hasta que el cura de su pueblo, en un aparte, los convenció para que lo dejaran en paz, pues "estaba loco", como les dijo. Ahora, no hace falta enloquecer para decir lo que se nos antoja, como lo tuvo que hacer Cervantes tan a su gusto, para que nadie lo molestara.

Tomado de: Martín Casillas: Siete Razones para leer a Cervantes, en Revista Día Siete, Semanal; No. 169; pag 31

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