Dubito, ergo cogito, ergo sum
Descartes






jueves, 4 de febrero de 2010

DESTIERRO

"Muchos mariscales creen que el fin está próximo.
Después de la batalla de Leipzig en la que cien mil franceses se enfrentaron a trescientos mil enemigos, Europa entera se lanza contra Napoleón. Seiscientos mil rusos, austriacos, alemanes e ingleses invaden Francia por todas partes. Nunca el emperador había hecho tanto alarde de su sabiduría estratégica como en esta campaña. "Sólo el general Bonaparte ─dijo él mismo─ puede salvar ahora a Napoleón."
El general está a la altura de sus responsabilidades y de su genio, pero ya no queda nadie dispuesto a ayudarle o a servirle.
Los mariscales piensan en su porvenir y tratan de situarse. Los soldados son casi niños.
Napoleón está en todas partes: vence a los austriacos, hostiga a los prusianos,... El círculo de los invasores se cierra...
En marzo de 1814 el emperador aún soñaba con realizar algunas brillantes maniobras... José (su hermano) ha capitulado...
Le dijo a Caulaincourt que fuera a ver "qué se podía esperar" Caulaincourt se entrevistó con el zar, con el rey de Prusia... El zar Alejandro ofreció "todo lo necesario" desde el punto de vista económico a condición de que Napoleón no se quedara ni en Francia ni en Italia.
¿Dónde?
Caulaincourt sugirió Córcega, Cerdeña o Corfú. Alejandro mencionó la isla de Elba. Caulaincourt convirtió el ofrecimiento en "un compromiso" en caso de que el emperador abdicara...
Mientras tanto, Napoleón había encontrado libre el camino a Fontainebleau y se había instalado ahí. Una delegación de mariscales presidida por Ney fue a pedirle que abdicara...
Por las memorias de Caulaincourt sabemos que Napoleón intentó suicidarse, pero le falló el veneno y tuvo que resignarse...
Desde la escalera de acceso al palacio se despidió de la vieja guardia con un gesto digno de un gran artista: "Si he decidido continuar mi vida es para engrandecer aún más nuestra gloria..."
Cuando besó el águila los veteranos lloraban. Sólo ellos le habían querido, sólo ellos permanecían fieles."




El otrora mayor soberano europeo quedó confinado en la isla de Elba, si bien su destierro fue momentáneo. Su popularidad aun no había decaído en Francia y era muchos los que anhelaban su vuelta.
Napoleón huyó de la isla de Elba
y desembarcó en Francia acompañado de unos mil soldados (marzo de 1815). En 20 días llegó a París y se instaló en Las Tullerías...
Empezó así el último periodo de la época de Napoleón conocido con el nombre de los Cien Días.







Tomado de: André Maurois: Napoleón; Biblioteca Salvat de Grandes Biografías; España, 1984; pags. 159-162






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