Dubito, ergo cogito, ergo sum
Descartes






lunes, 14 de diciembre de 2009

LA REUNIÓN

Quedamos de vernos a las 3:30 de la tarde en una estación de Metro. La idea era comer juntos y el lugar lo sugeriría yo. Después de la comida, ya veríamos qué hacer.
La verdad es que era como una especie de cita a ciegas porque varios de nosotros no nos conocíamos. ¿Cómo identificarnos entonces? Pues porque al menos cada uno de nosotros conocía a alguien y con eso era suficiente.
Pues yo salí de trabajar muy apuradamente, me despedí de mis compañeros y ahí voy. Tenía que llegar puntual a la cita. Y al menos tenía la certeza que a quien yo conocía sí iba a ir. Los demás, pues no lo sé.
Tomé un taxi para llegar más temprano, pero el tráfico nos hizo retrasarnos. Ésos son los costos de vivir en esta ciudad, pensé. Llegué al lugar y esperando ver a mi conocido, lo busqué y lo busqué. ¡Nada! ¿Me equivocaría yo de hora o de sitio?, me dije, y me puse a hurgar en mi bolsa para encontrar el papelito donde había escrito los datos. Estaban correctos. Lo único que hice fue ponerme a esperar. Caminé para un lado y otro e intentaba encontrar con la vista la cara conocida. Pues no, no estaba. Lo que me quedaba era esperar.
Caminé a la derecha, recorrí varios metros sin resultados. Caminé a la izquierda viendo mi entorno cuando vi a una pareja. Él se me hizo conocido; ella no. Pero fue precisamente ella quien se acercó a mi y me preguntó:
─ ¿Victoria...? ¡Hola! yo soy Mextli ¡mucho gusto en conocerte!─ me dijo sonriendo y extendió su mano y nos saludamos.
─ ¡Hola! Yo soy Victoria. A mi también me a gusto conocerte...─ le contesté sonriendo. Y luego lo ví a él. Cambiado, verdaderamente cambiado, aunque el corte de pelo era el mismo, las facciones definitivamente ya no.
Solamente me sonrió y nos saludamos después de tanto tiempo.
─ ¡Hola! ¡¿Cómo estás?!
Yo lo veía y no me la creía. ¡Era Itaka! pero distinto...
Ya habría tiempo de preguntarle por qué lo encontraba yo tan cambiado.
. . . . . . . . . . . .
Y nos fuimos de ahí hablando y andando.





¿Y los demás?
Bueno, ésa es otra historia.

1 comentario:

Efra dijo...

lo malo es que de mi rancho queda lejos esos rumbos

:)

saludos.