Dubito, ergo cogito, ergo sum
Descartes






martes, 27 de mayo de 2008

MONÓLOGO (1a. PARTE)

"Son las 6,00 a.m. El despertador no para de sonar y no tengo fuerzas ni para tirarlo contra la pared. Estoy acabada.
Quiero quedarme en casa,cocinando, escuchando música, cantando.
Si tuviera un perro, lo pasearía por los alrededores. Todo, menos salir de casa, meter primera y tener que poner el cerebro a funcionar. (Me gustaría saber quién fue la mujer, matriz de las feministas, que tuvo la grandiosa idea de reivindicar los derechos de la mujer, y por qué hizo eso con nosotras, que nacimos después de ella.)
Estaba todo tan bien en el tiempo de nuestras abuelas: ellas se pasaban todo el día bordando, intercambiando recetas con sus amigas, decorando la casa, podando árboles, plantando flores, recogiendo legumbres de las huertas y educando a sus hijos. La vida era un gran curso de artesanos, medicina alternativa y cocina. Y después se puso mejor: se tenía servidumbre. Llegó el teléfono, el radio, la televisión con sus telenovelas, la píldora, la tarjeta de crédito,( y ahora el internet)
¡Cuántas horas de paz!
Hasta que vino una, a la que por lo visto no le gustaba el corpiño, ni dedicarse al hogar, contaminó (sic) a varias otras con aquello de "¡Vamos a conquistar nuestro espacio!".
¡Qué espacio ni qué nada!
¡Si ya teníamos la casa entera! ¡Todo el barrio era nuestro! ¡El mundo a nuestros pies!
Teníamos el dominio completo sobre los hombres; ellos dependían de nosotras para comer, vestirse...
Y ahora... ¿dónde están?
Acabamos muertas. Ni hacer el amor queremos, Nos duele la cabeza, argumentamos mil tarugadas por cansancio...
Nuestro espacio...
Ahora ellos están confundidos, y muchos no saben qué papel desempeñan: huyen de nosotras, como el diablo de la cruz, les damos miedo. Tanta independencia acabó por hacerlos huir.
Y ese chistecito, acabó llenándonos de deberes.
Y lo peor de todo, acabó lanzándonos dentro del calabozo de la soltería crónica aguda
Antiguamente los casamientos duraban para siempre. Y ahora si te divorcias ¡hasta hay que mantenerlos!
¿Por qué?, ¡díganme por qué!
¿Liberación femenina?
¿Que sólo necesitaba ser frágil y dejarse guiar por la vida?
Y así se comenzó a competir con los machos... Miren el tamaño de los bíceps de ellos y miren el tamaño de los nuestros.
Antes estaba muy claro, cada quien en su sitio (como desde Adán y Eva).
... ¡Liberación femenina!...
¡Esto no podía terminar bien!"

No hay comentarios.: