Dubito, ergo cogito, ergo sum
Descartes






jueves, 28 de julio de 2016

¡SUBIÓ LA GASOLINA!

y sus ojos reflejaron su sorpresa.
"¡No puede ser!" se repetía a sí misma al tiempo que veía lo que quedaba de su quincena, que cada vez menos alcanzaba.
Ni modo que llegara mañana con su jefe y le dijera que como la gasolina subió tantos centavos, a ella también le subieran el sueldo en la misma proporción. De todas maneras lo iba a intentar. Pedir aumento. Lo más que podía pasar es que se lo negara.
Ni modo que en la noche, a la hora que llegara su esposo, le dijera que le aumentara el gasto en la misma proporción en que había subido la gasolina. Pues era un hecho que todos los productos que adquiriera, quizá a partir de mañana, reflejaran este aumento. De todas maneras iba a intentar pedir más gasto. Lo más que podía pasar es que se lo negara.
Siguió doblando la ropa, acomodándola en su lugar. Al mismo tiempo oía a los niños gritar jugando en el jardín. Y volteó a verlos. Reían y mucho. Gritaban y mucho. Corrían persiguiéndose y persiguiendo a los dos perros y a las pelotas. Brincaban, se perseguían...
Y sus ojos reflejaron su sorpresa al darse cuenta de la felicidad de lo chiquitos.
Y sólo pensó en el aumento de la gasolina, lo que iba a mermar su ingreso familiar, pero no la alegría de ese momento.

Imagen de: www.arkocapsulas.com

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