Dubito, ergo cogito, ergo sum
Descartes






lunes, 7 de diciembre de 2015

LOBSANG RAMPA

Cuando estaba en la Prepa, leí un libro que se llama "El Tercer Ojo" de Lobsang Rampa.
No recuerdo cómo llegó a mi, ni cuándo; solo lo leí y ése fue mi primer acercamiento a una cultura de la cual yo desconocía todo.
Hoy lo vuelvo a tener en mis manos. Y lo saqué de un librero por ahí, donde estaba, esperándome. Ya tenía muchos años ahí, y yo lo veía cuando pasaba, y lo ignoraba.
¿Por qué lo tomé? ¿y lo abrí? ¿y lo volví a leer?
Pues porque decidí en estos días hacer limpieza de los libreros y surgió, no de pronto, pero sí reclamando el abandono.
Y digo reclamando el abandono porque este libro, físicamente, está muy feo. Sus hojas están plegadas, onduladas, porque le cayó el agua. Parte de su portada está descolorida y rota. En la contraportada, hay pedazos de papel pegados unos contra otros, de tal modo que no se puede leer muy bien lo que dice. Tan feo está el libro que lo tuve que forrar con una mica dura para poderlo cargar y llevarlo de un lado a otro.
Pero eso que describo es solo su aspecto exterior.
Porque su interior es de una belleza inmejorable. Su contenido es tan espléndido que verdaderamente me ha hecho transportarme al lejano Tibet y enterarme de lo que es un lama, concretamente este lama.
Ya terminé de leerlo, y luego luego, continúe con otro libro que Lobsang Rampa escribió "El Médico de Tibet" y que sería como la segunda parte de una pequeñita porción de la vida de este lama en China en una época muy convulsionada.
Es bueno releer.
Pero también es bueno rescatar aquellos libros que han permanecido ignorados en nuestros libreros esperando, sin decirnoslo, que quieren estar con nosotros.



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