Dubito, ergo cogito, ergo sum
Descartes






lunes, 26 de julio de 2010

NO ME ALCANZA EL DINERO

Esas fueron las últimas palabras que me dijo cuando salió azotando la puerta.
Sólo oí cómo arrancó el carro y se fue rapidísimo.
Sí, ya sé,me repetí a mí misma. Sí, ya sé que no le alcanza el dinero. A mi tampoco me alcanza,pero no reacciono así. A mi vecina tampoco le alcanza, hace un rato me lo dijo y luego cambiamos de tema. Tampoco le alcanza a mi suegra, a dos de mis amigas y a una de mis primas. Y la verdad, no reaccionamos así.
¿Por qué él sí lo hace? ¿qué cree? ¿que yo no me desespero justamente por eso, porque ahora más que nunca, ya no alcanza...?
Me dí la vuelta y fui a ver a mi hijo pequeño. Él sonreía y seguía jugando. No se imaginaba, digo yo, la suerte que estábamos viviendo su padre y yo en ese momento.
Su sonrisa y sus pequeñas manitas que se extendían hacia mí me hicieron olvidar el mal rato.
Lo cargué y me abrazó, tan tiernamente que olvidé todo.
Me quedé así un rato y luego me senté a disfrutar un poco más de ese momento. Fue cuando se acercó nuestra nuestra mascota, una perra hermosa que adoptamos un poco antes de que naciera nuestro hijo. La perra me miraba y empezó a mover la cola y a darme la patita. Yo se la tomé, luegole acaricié las orejas y por respuesta siguió en su meneo de cola, ahora con más fuerza.
Estuve así un rato hasta que el chiquito se durmió.
Lo dejé en su cuna y me fui.
Ya estaba yo más tranquila.
Ni hablar: las sonrisas, el cariño, la ternura, todas esas cosas pequeñas hacen feliz mi vida y siempre las recuerdo cuando tengo un mal momento.

2 comentarios:

Al6665 dijo...

y por que no decir "No me alcanza la felicidad" ??

Como pesimista profesional y titulado se que lo que vale la pena pasa desapercibido en los lugares mas pequeños.

Saludos!!

Efra dijo...

Concuerdo con Alonso.

y es gratis.