Dubito, ergo cogito, ergo sum
Descartes






viernes, 2 de febrero de 2007

HOY EL PINTOR DEL CIELO...

Hoy, el Pintor del Cielo, decidió tomar su paleta y sobre un fondo azul claro, muy parejo y bello, comenzó su obra.
Primero puso con un tono dorado, brillante, en el centro de mi visión, una luz muy luminosa que, aparte de brindar mucha claridad a la tarde, bañaba amablemente mi rostro con una calidez excepcional.
Después, tomó el blanco, cargó generosamente su pincel, y empezó a dibujar nubes. Gruesas, llenas de vigor, grandes, extensas, que cubrían incluso más allá de lo que mis ojos podían percibir. Unas eran tan blancas y densas que parecían como de algodón. Otras eran ligeras líneas horizontales que apenas se adivinaban. Por ahí vi unas como motas, juntas y muy bien dibujadas. Advertí que en cierto momento ese blanco se tiñó con apenas unos matices de gris para darle a algunas de esas nubes, en su parte inferior, una ligera sombra y acercarlas a quienes las veíamos.
Hoy, el Pintor del Cielo hizo todo esto.
Y además puso en mi rostro una sonrisa amable; en mi mente, sólo buenos pensamientos y dejó un abrazo en mi corazón.
M. Alonso

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