Dubito, ergo cogito, ergo sum
Descartes






domingo, 25 de marzo de 2012

CÓMO HACER CRECER LA DICHA

Paso 1:
Plántate profundamente en un cuadro de fe, cúbrete sólida y firmemente. Riégate todos los días con pensamientos positivos y mantente en la saturación debida. Ponle con frecuencia el abono del perdón, porque te ayudará a crecer.
Elimina rápidamente las semillas de la preocupación para que no germinen, y arranca las malas hierbas de la desesperanza. Alimenta con esperanza los desalientos, según se necesite, y mantente siempre en la frescura y la sombra cuando sientas irritación o calor. Poda la culpa o la depresión, porque crean deterioro, y cultiva con recuerdos dichosos cada día.

Paso 2:
Cosecha las lecciones del pasado; cava, elige y limpia la azada. Alimenta las raíces del presente, porque ahora es cuando florecerás y crecerás. Empieza a plantar para el futuro; pon tus objetivos en una hilera. Laya bien el cuadro con la pala para que todos tus sueños puedan crecer.

Paso 3:
Recuerda que la pena es un predador natural, por lo tanto aprende a tolerar cierto nivel de daño. Protege tu jardín con rezos cotidianos. Entierra la crítica y las quejas, porque son plagas dañinas.
Planta la semilla del amor por donde vayas porque la alegría, el amor y la risa de seguro crecerán. Si bien las espinas de la vida tal vez perdurarán, germina una sonrisa por el camino... ¡y agradece lo que tienes hoy!

Michelle Rossi

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