Dubito, ergo cogito, ergo sum
Descartes






jueves, 22 de septiembre de 2011

UNA SALIDA FÁCIL

Se sentía frustrada, muy frustrada.
Ya había hablado con sus hermanos pidiendo ayuda y lo único que había obtenido de ellos era un "¡qué pena...! ¿y qué vas a hacer? porque yo ahorita no tengo ni un centavo. Ya ves cómo está de mala la chamba y apenas he sacado lo de la semana."
Recurrió a un par de amigos que resolvieron momentánea y parcialmente el asunto.
Pero faltaba más.
Buscó opiniones a través de sus cuentas en las redes y ¡nada! Parecía que a nadie se le ocurría algo distinto, o dicho de otro modo, otra manera de hacer las cosas.


Estuvo así por un par de días hasta que encontró una invitación, a través de la red, de una manifestación distinta. Las condiciones para asistir eran:

1) tener un manifiesto problema económico, social, personal

2) asistir con ropa cómoda

3) llevar un bolso o una mochila vacía

Decidió inscribirse y asistir. En la inscripción tenía que manifestar su problema en no más de veinte palabras. Los organizadores, después de unas horas le enviaron su registro.

Invitó a varios amigos porque le pareció interesante y puestos de acuerdo fueron a la reunión.

Ahí, esperaron juntos hasta que algunos chavos, identificados por su vestimenta y un gafete, les entregaron un paquete que metieron a su bolsa vacía. Lo único que les decían era que no desconfiaran, que al final se divertirían mucho, que no habría daño a sus personas, a su integridad, a sus pertenencias.
La instrucción fue que se dirigieran a cualquiera al lado de ellos y le dijeran cuál era su problema personal, así, en pocas palabras, y luego metieran la mano en la bolsa.
Elisa hizo lo que se indicó y a su lado le dijo a un chavo lo que le pasaba, luego metió la mano en el bolso y sacó una colorida pistola. Apretó el gatillo y salió ¡un chisguete de agua! que empapó a su interlocutor.
Elisa riendo a carcajadas, salió de aquel lugar.









Foto: Vanguardia.com.mx
8 Ags. 2011

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