Dubito, ergo cogito, ergo sum
Descartes






jueves, 5 de mayo de 2011

DOS TELEGRAMAS

En junio de 1861 México declaró la suspensión del pago de la deuda externa debido a la difícil situación financiera por la que atravesaba al finalizar la Guerra de Reforma.


Inglaterra, España y Francia decidieron entonces invadir nuestro país y al inicio de 1862 las tropas de estos tres países estaban frente a las costas mexicanas. Lo que menos necesitaba Juárez en ese momento era una invasión y su gobierno firmó los Tratados de La Soledad con los tres países invasores. En dichos tratados, México se comprometía a pagar la deuda. España e Inglaterra se retiraron entonces y Francia decidió invadir nuestro país, ya que su emperador, Napoleón III, vió la oportunidad de extender su imperio en América y parar, al mismo tiempo, la expansión norteamericana.

En abril de 1862 los franceses emprendieron -desde Córdoba, Veracruz- la campaña militar hacia el centro de la República. La primera batalla importante tuvo lugar en Acultzingo, en el límite de los Estados de Veracruz y Puebla. La siguiente batalla sería en Puebla, al tomar los fuertes de Loreto y Guadalupe.


Y esa batalla fue el 5 de Mayo de 1862.



El general Charles Ferdinand Latrille, conde de Lorencez, comandante de las tropas francesas, se sentía seguro de derrotar fácilmente al ejército mexicano y dominar al país. Contaba con unos 6 mil soldados, considerados los mejores del mundo, y contaba también con el auxilio de las fuerzas conservadoras mexicanas.
En vísperas de la batalla de Puebla, Lorencez escribió al ministro de Guerra de Francia:"Tenemos sobre los mexicanos tal superioridad de raza, organización, disciplina, moralidad y elevación de sentimientos, que os ruego digáis al emperador que a partir de este momento y a la cabeza de seis mil soldados, soy el amo de México".
La tropas del Gral. Igancio Zaragoza se enfrentaron a los franceses y al final de ese día Zaragoza envió un telegrama al Presidente Juárez con un escueto
"México triunfó. Puebla, mayo 5 de 1862"


El mismo día a las 5 y 49 minutos de la tarde se recibió en la Ciudad de México otro telegrama:
"Excmo. Señor Ministro de Guerra: Las armas del supremo gobierno se han cubierto de gloria; el enemigo ha hecho esfuerzos supremos por apoderarse del cerro de Guadalupe, que atacó por el oriente a derecha e izquierda durante tres horas; fue rechazado tres veces en completa dispersión y en estos momentos está formado en batalla fuerte de 4 000 hombres y pico, frente al cerro, la fuerza de tiro. No lo bato como desearía porque, el gobierno sabe, no tengo para ello fuerza bastante. Calculo la pérdida del enemigo, que llegó hasta los fosos de Guadalupe en su ataque, en 600 y 700 muertos y heridos; 400 habremos tenido nosotros. Sírvase usted dar cuenta de este parte al ciudadano Presidente.

Ignacio Zaragoza
Los franceses se batieron como bravos. Puebla, mayo 5 de 1862."

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