Dubito, ergo cogito, ergo sum
Descartes






domingo, 19 de diciembre de 2010

LA CUARTA POSADA

Eso de que caiga en domingo una posada es bueno y malo al mismo tiempo.
Es bueno porque te levantas tarde y tienes todo el día para terminar de hacer los preparativos: la piñata, bien llenita de fruta, terminar de armar las canastitas con las colaciones y los cacahuates, disponer las luces de bengala y acomodar a los peregrinos en su charola con su musgo y su heno. Preparar hasta dos palos para darle duro a la piñata. Ver lo de la música. Y hacer suficiente ponche y preparar algo de comer para la noche.
Es malo porque al día siguiente es lunes y hay que trabajar, y la verdad, la casa queda hecha una barbaridad.
Pero el gusto ¿quién te lo quita?
Ver llegar a los amigos, a la familia, a los niños que la verdad, son los que más se divierten. Y por supuesto, algunos adultos que cantan con todas las ganas quizá no tanto porque sepan cantar sino porque les da gusto recordar cosas (bueno, eso digo yo).
Es sólo cuestión de esperar a que lleguen los primeros y atenderlos y decirles a algunos que ayuden para jalar el lazo para la piñata.
¡Ah, qué gusto!

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