En mi entrada del 28 de noviembre de 2011 escribí los Derechos del Lector.
Recuerdo que me llamó mucho la atención encontrar estos derechos, ahora que tan de moda está hablar de ellos. (¡Ojalá y estuviera tan de moda respetarlos!).
Pero ése no es el asunto de esta entrada.
El asunto se refiere a que leyendo por ahí, me encontré una serie de comentarios en torno a estos derechos.
Adjunto la dirección
http://antibestseller.wikispaces.com/file/view/derechos+del+lector.pdf
porque pienso que vale la pena leer todos los comentarios.
Hoy solamente quiero una pequeña parte del Derecho No. 9 porque me pareció maravilloso que "las palabras pudieran lanzarse a existir fuera de...."
"Le pregunto:
—¿Te leían cuentos en voz alta cuando eras pequeña?
Ella me contesta:
—Nunca. Mi padre estaba a menudo de viaje y mi madre demasiado ocupada.
Le pregunto:
—¿Entonces de dónde te viene ese gusto por la lectura en voz alta?Me contesta:
—De la escuela.
Feliz de oír que por fin alguien le reconoce algún mérito a la escuela, exclamó alegre:
—¡Ah, lo ves!
Ella me dice:
—En absoluto. La escuela nos prohibía la lectura en voz alta: La lectura silenciosa era ya el
credo en mi época. Directo del ojo al cerebro. Transcripción instantánea. Rapidez, eficacia.
Con una prueba de comprensión cada diez líneas. La religión del análisis y el comentario
desde el principio. La mayoría de los muchachos reventaban de miedo, y ése no era sino el
comienzo. Todas mis respuestas eran correctas, si quieres saberlo, pero apenas volvía a
casa releía todo en voz alta.
—¿Por qué?
—Para maravillarme. Las palabras pronunciadas se lanzaban a existir fuera de mí, vivían
de verdad..."
Nunca lo había pensado.
Las palabras son nuestras porque las decimos, la pronunciamos, las escribimos, las pensamos. Y así se quedan, como nuestras. No había pensado en que las palabras tuvieran vida propia.
No lo había pensado....
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